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Hospitalización |
A veces es preciso el ingreso en el hospital para poder valorar lo que le pasa y poder llegar a un diagnóstico adecuado o para poner un tratamiento que no se puede llevar a cabo en el domicilio.
Esta etapa de hospitalización puede desencadenar vivencias de ansiedad y angustia tanto para el niño, como para el adolescente, el adulto y la familia. Los tratamientos pueden ser vividos como agresiones físicas y a éstas suelen sumarse otras vivencias que afectan la estabilidad emocional de todos.
El niño queda separado de su medio familiar y se enfrenta a una nueva situación y puede sentirse nervioso, ansioso, irritable, con miedo y con malestar, que le puede llevar a un sentimiento de tristeza que a su vez le puede desencadenar un estado depresivo.
Lo mismo ocurre con el paciente mayor al ser separado de su medio habitual de vida y de su ambiente de trabajo o estudios.
Ante la hospitalización se da un cambio tanto en su vida diaria como en sus actividades; supone una situación de crisis, por lo que actualmente se tiende a hospitalizar sólo si es imprescindible y el menor tiempo posible. En muchos casos se intenta continuar el tratamiento en el domicilio del paciente.
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