|
Emociones iniciales |
Cuando el adulto, así como los padres de los niños enfermos recibís la información de lo que está ocurriendo, se pueden desencadenar diferentes reacciones tales como miedo, rabia, pena, confusión, etc.
Es natural que esto ocurra, pero cuando se puede hablar de ello es más fácil entender y enfrentarse a esta situación que se ha creado y que nadie ha deseado. Pero es necesario que la expresión de estos sentimientos sea en cierta forma contenida para que no llegue a abrumar a nadie.
Durante la etapa del diagnóstico hay una búsqueda desesperada de información por parte del propio paciente, en el caso del adulto, o por parte de los padres y familiares en el caso del niño.
Aparece la preocupación, los sentimientos de culpa y el desconcierto.
En el período inicial que sigue al diagnóstico, los cambios que se dan en el entorno familiar son masivos y rápidos.
Primero hay un período de choque; existen en los padres, así como en el propio paciente mayor, sentimientos de desaliento y abatimiento, a la vez que puede aparecer, como hemos dicho anteriormente, una gran confusión y rabia.
Posteriormente, suele aparecer un periodo de lucha contra la enfermedad que puede orientarse bien hacia una actitud de rechazo de la misma o aliarse con el equipo asistencial para mantener una colaboración estrecha para el control de la enfermedad.
|
{NO_PRINT}{NO_PRINT_END} |