Un éxito en toda regla. Hubo noche de fiesta en el Estadio de Gran Canaria a llamamiento de Jorge Larena y Fernando Torres por una causa solidaria; la lucha contra la fibrosis quí­stica.

Focos de atención de la noche. En los instantes previos a la celebración del partido coparon cámaras de televisión y micrófonos. Su trato fue exquisito con aficionados y medios de comunicación. Siempre con una sonrisa, no escatimaron ningún autógrafo o fotografí­a. Tampoco pasaron desapercibidos Sergio Ramos y Manuel Pablo, aunque protagonistas de rango secundario como Pindado, portero en la órbita de la Unión Deportiva Las Palmas, también tuvieron sus minutos de protagonismo. «No sé nada todaví­a de la Unión Deportiva» afirmaba Pindado, entre sonrisas, mientras realizaba ejercicios de calentamiento con Ricardo y Doblas.

Marcos Márquez, flamante fichaje de la UD Las Palmas, fue uno de los protagonistas indiscutibles de la primera mitad, pues asistió al zaragocista Cani para que éste inaugurara el marcador y también tuvo tiempo de demostrar instinto y olfato. En su única aparición en el área contraria, no perdonó en el desafí­o con Moisés. Buena tarjeta de presentación ante la que ya es su casa. Pero también se registraron detalles con denominación de origen. No dejó su estela Valerón, sustituido con prontitud, pero Jorge sí­ enseñó botas. En el minuto 15 ejecutó de manera soberbia un lanzamiento de falta que repelió el poste, con Doblas ya batido. Fue un aviso de lo que llegarí­a instantes después con la conexión establecida entre Núñez y Rubén Castro. Un remate espléndido del cañonero del Deportivo sirvió para deleitar a la afición y añadir emoción a un encuentro regido por parámetros estéticos.

No hubo quien no intentara su regate o una acción que hiciera las delicias de un respetable entregado y que no paró de aplaudir y reconocer el empeño de los grandes protagonistas. Fernando Torres, convaleciente de su lesión, se lo pasó en grande desde el banquillo y provocó la histeria cada vez que asomaba la cabeza.

Sergio Ramos, ése defensa robótico que persigue el Real Madrid, detalles técnicos de artistas como Gabi o Cani, subidas como en los mejores tiempos de Manuel Pablo, los pulmones de Movilla, serpenteos y fintas de Momo. Hubo sustancia en unos minutos iniciales plagados de buenas intenciones.

Los cambios tras el descanso no deslucieron la función. Aragonés y Molowny incentivaron la creatividad de sus futbolistas, muy dados a corresponder al calor de la grada. Resultó encomiable el esfuerzo de todos y eso lo agradeció el respetable. Los goles siguieron cayendo como fruta madura. Como no podí­a ser menos en una jornada para el recuerdo en el que sólo hubo vencedores.

Todos los jugadores tuvieron posteriormente una cena de confraternidad para poner colofón al espectáculo de anoche disputado en el Estadio de Gran Canaria.

Objetivo cumplido

Taquillaje, venta de boletos para diferentes rifas, diferentes donaciones. Todas las previsiones de la Fundación Oliver Mayor se rebasaron y el testamento económico que dejó el encuentro ofreció resultados espectaculares. Más de diez personas se sumaron a la iniciativa de recaudar fondos para el beneficio de un núcleo importante de enfermos que requerí­an este respaldo social.

Eulogio Romero, miembro del comité organizador, no pudo reprimir su emoción al echar un vistazo a las gradas: «No podemos estar más contentos. Estamos muy satisfechos de ver cómo el pueblo grancanario ha vuelto a dar una nueva muestra de su sensibilidad».